El Forjista

Sinceramente

Cristina Fernández de Kirchner

4 - La lucha de las mujeres

La autora nos explica el cambio notable que adoptó en relación con la ley que despenalice el aborto y lo permita de una manera legal, segura y gratuita, pero el reclamo de esa inmensa ola verde no se limita a la cuestión del aborto porque se extiende a otros aspectos fundamentales como la lucha contra la violencia hacia las mujeres, y en general el reconocimiento de los derechos de la mujer que en los gobiernos de Cristina avanzaron de manera significativa.

Cristina nos dice que está de acuerdo con ese proceso transformador que brega por los derechos de las mujeres y que se ha dado en llamar “La Revolución de las Hijas” porque tienen a las más jóvenes como las más decididas para encarar esa lucha que está provocando un cambio de mentalidad en grandes sectores, pero que también visibilizó la existencia de grupos con una ideología retrógrada convertidos en policías del cuerpo y la mente de los demás.

Compara esa situación con la de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en que la mayoría de ellas no tenían una actividad política antes de la desaparición de sus hijas e hijos, incluso algunas como Taty o Stella eran antiperonistas, Hebe también estaba alejada de la política, por eso todas ellas han afirmado que se consideraban paridas políticamente por la militancia de sus hijas e hijos, precisamente por eso lo relaciona con la batalla por la interrupción del embarazo en que son las más jóvenes quienes se han ubicado a la vanguardia del reclamo.  

Recordemos además que Cristina se oponía a una ley que legalice el aborto, pero que modificó su posición y votó en el Senado a favor de la ley que se trató, en el libro efectúa una autocrítica con respecto a su visión del feminismo se definía diciendo “Yo no soy feminista, soy femenina” y a continuación expresa “¡Que estupidez! ¡Que inmensa estupidez, y lugar común!”

En cuanto al cambio de su postura no sólo se produjo porque Florencia es una feminista convencida, sino que fueron las pibas del secundario y sus nietas a quienes imaginó doce años más tarde.

Comenta que se sintió impactada por la enorme movilización efectuada el 8 de marzo de 2018, cuando en marchas anteriores las protagonistas eran veinteañeras, ese año la edad de las movilizadas bajó drásticamente con la activa participación de chicas de 13, 14 y 15 años, algunas de las cuales iban acompañadas por sus compañeros del colegio.  

Y se explaya sobre el tema para mostrar su cambio de posición en este tema: “A mí me rompió la cabeza lo de esas pibas y después mi hija me empezó a mandar fotos de los colegios tomados, y me puse a pensar … dentro de quince años yo voy a tener 80, voy a ser una vieja y Helenita va a estar en quinto año, María Emilia va a estar en cuarto de la secundaria, y les van a preguntar las compañeritas: ‘Che ¿Qué votó tu abuela?’ Y ellas van a contestar: ¿Esa vieja votó en contra’ ¡No, señor! … Eso no me lo voy a permitir. No, no, no, de ninguna manera. No estoy dispuesta a ser recordada mal por mis nietas”.

Es notable que quien fuera dos veces presidenta se ubique en su condición de abuela para explicar su cambio de posición, que no está centrado en prejuicios o viejas creencias sino en su comprensión de las ideas que aportan las nuevas generaciones, es precisamente ese entendimiento de los tiempos actuales la que la convierten en la líder del espacio nacional, popular y democrático más destacada del país.

Durante su gobierno hubo una reivindicación de muchas mujeres de nuestra historia por supuesto que por su adhesión al peronismo una de las principales fue Eva Perón, en el libro dedica una larga evocación que aquí transcribimos: “Como cuando era chica, la imagen de Evita me sigue fascinando y emocionando. Perón nunca me emocionó, con él no se me caía una sola lágrima, lo que siempre me impresionó de él, y mucho, fue su razonamiento, la construcción de su pensamiento y su forma de hablar y de comunicar política. En ese sentido, creo que Perón fue un genio. Hoy lo vuelvo a ratificar cuando leo el Modelo Argentino que presentó aquel 1 de mayo de 1974, en su tercera presidencia, poco antes de morir. ¡Hay que ver lo que decía Perón del déficit fiscal y de los planes de ajuste! O de impulsar el consumo de los sectores más vulnerables. En cambio, cuando la veo a Evita me dan ganas de llorar. Me conmueve profundamente. A Perón me dan ganas de leerlo, de entenderlo. En cambio, nunca leí ‘La razón de mi vida’ completa, ni tampoco pienso leerlo ahora. A Evita me encanta verla y escucharla”  

El otro caso de admiración profunda fue el de Juana Azurduy que su gobierno le reconoció el grado de generala a quien fuera coronela del Alto Perú que participó de las guerras de la independencia donde murieron sus hijos y su esposo.

Así se expresa “Siempre la admiré por su entrega en la lucha independentista y por eso decidimos poner su estatua atrás de la Casa Rosada, bien cerca de la sede de nuestro gobierno”

Macri trasladó su monumento y el lugar que eligieron le gustó más a Cristina porque era a las puertas del CCK, que también fue una obra en la que puso todo su entusiasmo.  

Los medios en sus constantes ataques llegaron a inventar romances de Cristina y se pregunta “¿Por qué una mujer siempre tiene que tener un hombre al lado?

Es una concepción insoportable y la prueba de una sociedad machista, misógina y mediocre” Pero además se pregunta ella que ya es abuela en cambio la gobernadora que es joven y divorciada se la presenta como “una mujer casi virginal, angelical, una suerte de hada buena”

Pero no se queda ahí la idea que se intenta imponer es que las peronistas son “putas y locas” y las liberales “buenas y puras”.  

En el libro queda plasmado la resistencia de muchos empresarios varones a tener una mujer presidente: “El CEO de Clarín, Héctor Magnetto, intentó convencer a Néstor de que yo no fuera candidata. Insistía en que debía ser él. No fue el único. También Viktor Klima, presidente de Volkswagen Argentina, que tenía una buena relación conmigo. En el fondo, no les gustaba la idea de que a la presidencia llegara una mujer. Había, y hay, una misoginia muy fuerte que se agrava exponencialmente cuando además de ser mujer no formas parte del neoliberalismo”

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