El Forjista

Peronistas domesticados

Una de las grandes paradojas de la política nacional es que el movimiento peronista que tiene como una de sus mayores virtudes la lealtad haya cobijado a tantos traidores.

Pero aclaremos a quienes consideramos traidores, que no tiene la connotación de ser más o menos leal a un determinado líder, utilizamos esa palabra para referirnos a aquellos que desde el peronismo pretenden congraciarse con el establishment, aunque nosotros preferimos seguir llamando oligarquía a quienes detentan el poder económico.

La oligarquía tiene dos características, su poder, mayor aún que los gobiernos, y su parasitismo, mientras el término burguesía se refiere a los dueños de los medios de producción y por lo tanto se los supone interesados en promover la productividad, la oligarquía en cambio no necesita producir, ya sea porque arrienda sus enormes extensiones de tierra, o se dedica a la especulación financiera o tiene una empresa que vive del Estado, a los que habitualmente se los conoce como patria contratista, por cierto que desde hace algunos años se han incorporado a ese grupo selecto los dueños de los medios de comunicación, que han pasado a constituirse en un elemento fundamental sin el cual los otros integrantes quedarían expuestos ante el resto de la comunidad.

Obviamente este señalamiento de los distintos grupos que conforman ese sector minoritario y poderoso no pretende abarcarlo a todos, podríamos mencionar a algunos más, pero no es la pretensión de este artículo.

El objetivo aquí es reflexionar sobre aquellos que adjudicándose su carácter de peronistas en verdad sólo pretenden hacer suficientes méritos para ser aceptados por ese núcleo de poder, esta necesidad se ha incrementado en los últimos meses a raíz de la debacle del proyecto macrista, y la consiguiente necesidad de ese sector de cooptar a un nuevo instrumento para imponer su proyecto neoliberal.

Tal vez el mayor, aunque no el único, ejemplo de peronismo domesticado haya sido el menemismo mediante el cual el poder económico logró que el Partido Justicialista se convirtiera en una herramienta de su política, que implicó la destrucción sistemática de las empresas estatales que fueron entregadas a multinacionales o grupos económicos nacionales que en la mayoría de los casos han significado una enorme estafa y un desmanejo de los servicios públicos, aún hoy los argentinos estamos padeciendo por aquellas privatizaciones como ocurre con las empresas eléctricas.

Pero sin lugar a dudas fue el peronismo el mayor enemigo de esa oligarquía y hay una larga tradición dentro de este movimiento de enfrentamiento directo con esta clase social, que no se produjo porque existiera dentro del peronismo una intencionalidad de generar disputas innecesarias, sino porque su principal política fue la de beneficiar a los sectores más postergados de la sociedad y eso siempre significa una redistribución del ingreso, que nunca es aceptado mansamente por las clases privilegiadas que no están dispuestas a renunciar a una minúscula parte de sus inmensas ganancias.

Es esta defensa de sus privilegios por parte de la oligarquía la que ha provocado a lo largo de toda la historia lo que recientemente se ha conocido como grieta, que los voceros de los poderosos asignan a los gobiernos populares, cuando en verdad es el odio de los privilegiados y sus irracionales seguidores quienes provocan las mayores divisiones entre los argentinos.

Han sido ejemplos en defensa de las masas populares los gobiernos de Perón, la heroica Resistencia Peronista, la lucha de la CGT de los Argentinos contra las dictaduras, los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

Así como existe un peronismo dispuesto a hacer los deberes que le impone la oligarquía y sus socios externos, que ha estado representado últimamente en las figuras de los gobernadores Schiaretti y Urtubey y el senador Pichetto, también existe otro peronismo dispuesto a enfrentar el proyecto neoliberal y que hoy tiene su mayor expresión en la figura de Cristina Fernández de Kirchner.

El proyecto macrista de destrucción de la Argentina no hubiese sido posible implementarlo en todo su poder aniquilador sino hubiesen existido sus cómplices dentro del peronismo, en lo que se ha dado en llamar opooficialismo.

No habría que olvidarse de aquellas imágenes propias de una luna de miel, de Massa paseando por Davos de la mano de Macri, en un ejemplo de sumisión de esa porción de la política ante lo poderes mundiales que han sometido a nuestro país a una situación colonial.

El gobernador de La Pampa Carlos Verna, antikirchnerista si los hay, declaró que “existen gobernadores peronistas que están más cerca de Macri que de Perón”.

Tampoco habría que olvidarse de las imágenes del 2008 cuando el gobierno de Cristina enfrentó a la oligarquía terrateniente representada por los parásitos de la Sociedad Rural, en una de las mayores batallas de la historia contra ese grupúsculo de privilegiados, y en donde muchos integrantes del peronismo desertaron porque no estaban dispuestos a enfrentar a los poderosos, y donde también existió un comportamiento vergonzoso de gran parte de la izquierda gorila que agitó sus banderas rojas en la Sociedad Rural o bien se declaró prescindente, en ese juego nefasto en que todos son lo mismo y que posibilitó que Macri llegara al gobierno.

Este peronismo domesticado se ha apurado a meterse bajo la cama cada vez que el pueblo debió hacerle frente y poner en su lugar a quienes, más allá de los gobiernos, han tenido el poder en la Argentina, y que muchas veces manejan a los políticos como marionetas que hacen lo que sus patrones les indican, pues con Cristina han tenido a un presidente que no les tuvo miedo y se mantuvo siempre dispuesta a ponerlos en su lugar, no por soberbia, sino para que la mayoría de los argentinos pudiéramos tener una mejor vida.

Hay los argentinos nos enfrentamos a la encrucijada de siempre, o nos unimos y enfrentamos a quienes están destruyendo el país, o volvemos a equivocarnos y vamos obnubilados tras el mensaje hipnotizante de un nuevo personaje inventando por los poderosos y la prensa canalla para servir a los intereses de esas minorías aniquiladoras del bienestar de los argentinos.

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