El Forjista

Lo que le falta a la unidad

Repentinamente la dirigencia peronista parece haberse iluminado para llegar a la conclusión que sólo la unidad entre los diferentes sectores le permitirá a ese movimiento enfrentar al macrismo en el 2019 con alguna posibilidad de triunfo.

Muchos se entusiasmaron por esas reuniones preliminares, aunque aún no queda claro que si los que apoyaron el pago a los fondos buitres, las modificaciones al Impuesto a las Ganancias que significó que más trabajadores pagaran el impuesto, que viajaron en tierna luna de miel a Davos con Macri, que cogobiernan en Jujuy junto al tirano Gerardo Morales, o apoyaron el saqueo a los jubilados, han mudado su pensamiento o si piensan continuar con el colaboracionismo con el gobierno neoliberal.

Pero más allá de eso, lo que aquí queremos señalar es que cada vez que la dirigencia se reúne no muestra ningún interés en abordar dos cuestiones que nosotros consideramos fundamentales.

No se encuentra en el temario de las gestiones de unidad un impulso a la difusión del pensamiento nacional y establecer un plan para profundizar el conocimiento de nuestro pasado siempre distorsionado por la versión oligárquica y liberal de la historia.

Nuestros pensadores nacionales han expresado con total claridad la importancia de cuestionar esa visión impuesta en las escuelas que minimiza la importancia de la soberanía nacional mientras ensalza a falsos próceres que adoptaron decisiones contrarias al interés nacional, así lo decía Jauretche: "Así, en la Argentina, el establecimiento de una verdadera cultura, lleva necesariamente a combatir la 'cultura' ordenada por la dependencia colonial. Implica, por lo tanto, una revisión respecto del pasado nacida de la búsqueda de las propias raíces que obliga a restaurar el prestigio de quienes fueron sumergidos por no ingresar a las jerarquías oficializadas; el impulso que destruye los falsos héroes consagra paralelamente a otros que responden a las exigencias de una verdadera cultura nacional”.

Quién conozca la obra de Arturo Jauretche difícilmente pueda ser engañado por un Durán Barba.
Quién haya leído a Scalabrini Ortiz no le resultará indiferente el brutal endeudamiento en que nos está hundiendo el gobierno y que significa someter al país a una dependencia asfixiante de los organismos internacionales de finanzas.

Conocer y profundizar en los trabajos de Hernández Arregui implica estar siempre alerta ante las mentiras y engaños de los medios de comunicación concentrados.

Quién lea los libros de Perón y Evita no podrá permanecer impasible ante las políticas de hambre y pérdida del empleo que es la consecuencia inevitable del proyecto económico del gobierno de Cambiemos.

El otro tema que nos parece indispensable abordar es sobre la necesidad que el peronismo tenga su propio medio de difusión, que en lo posible debería ser un diario.

Cuando se produjo el 17 de octubre de 1945, si bien casi todos los diarios estaban en contra del peronismo existía La Época, dirigido por Eduardo Colom que después fuera diputado nacional, y que fue uno de los que pudo hablar desde el balcón de la Casa Rosada aquél 17 de octubre para calmar a la multitud y avisarles que el coronel Perón estaba en camino para dirigirles la palabra.

Durante el gobierno del general Perón se expropió el diario La Prensa que fue entregado a la CGT, durante la Resistencia Peronista surgieron infinidad de periódicos en apoyo al Movimiento Nacional que eran clausurados por la dictadura de Aramburu y vueltos a abrir por el esfuerzo de los militantes, durante la dictadura de Onganía la combativa CGT de los Argentinos, liderada por Raimundo Ongaro también tuvo su periódico en el que participaron destacados periodistas como Rodolfo Walsh.

Por eso resulta difícil de entender que en la actualidad ni el peronismo, ni la CGT, tengan su propio diario, creo que huelga decir la importancia de tener un diario que permita conocer cabalmente la realidad del país en el momento que la mayoría de los medios responden al interés del gobierno y las grandes corporaciones.

Pero no podemos limitarnos a quejarnos del blindaje mediático que ampara a Macri y Vidal si de nuestra parte no hacemos un esfuerzo para saltar ese cerco que le impide al pueblo conocer todas las trapisondas de un gobierno de oligarcas.

Seguramente uno de los argumentos en contra de encarar la posibilidad de poner un diario en la calle es que significaría un gasto difícil de afrontar.

Sin embargo, el sindicado de Encargados de Edificios mantiene el día de hoy al diario Página 12 y la creciente Radio 750, por lo cual nos surge la pregunta: si un solo sindicato pudo con esto, ¿cómo es posible que no lo pueda emular el peronismo y la CGT?

Además, sabemos que el peronismo cuenta con gobernaciones y municipalidades que realizan publicidad en distintos medios que están al servicio del gobierno y las corporaciones, si esa publicidad se concentrara en medios de comunicación que defiendan la causa nacional, sería más que probable mantener una voz al servicio de los trabajadores y los sectores más desprotegidos.

Por todo esto es que consideramos necesario que cuando los dirigentes se junten a abordar la cuestión de la unidad no se olviden de encarar con entusiasmo estas dos tareas que son tan necesarias como la unidad misma.

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