El Forjista

Con el macrismo el odio salió del placar

 

La plaza de despedida de Cambiemos mostró algo que ha sido notorio a lo largo de la historia argentina, la derecha oligárquica nunca pudo consolidar un liderazgo, porque a diferencia de los proyectos nacionales y populares que por general encarnan en la figura de un líder, ese sector se aglutina por el odio clasista que los lleva a despreciar todo aquello que tenga algún viso de lo que ellos llaman despectivamente “populismo” y que no es otra cosa que la expresión del anhelo de un pueblo por justicia y libertad.

Otra de las muchas desgracias que el macrismo trajo a la Argentina es que los antidemocráticos han salido de placar, lo hacen porque se los alienta desde los medios de comunicación con operadores con ideas cuasi fascistas como Feinmann o Etchecopar, pero también se los incita desde el propio oficialismo con profetas del odio como el diputroll Fernando Iglesias, la propietaria de la república y la moral Elisa Carrió, o desde la incitación a la violencia que promueve Patricia Bullrich, o el racismo y la xenofobia del neo-macrista Miguel Ángel Pichetto.

Por supuesto que con estos nombres nos quedamos cortos podemos dar una lista mucho más completa de quienes dañan cotidianamente el sistema democrático, pero lo dejamos para otra oportunidad.

Han sido desde los medios de comunicación y el oficialismo que han alentado a estos ultras que participan de los actos de Macri  a mostrar sin filtro alguno la aversión que sienten por sus adversarios políticos hasta el extremo de desearles la muerte y correr con escupitajos, empujones y golpes a periodistas que consideran contrarios a sus ideales, para a renglón seguido pronunciarse a favor de la libertad de prensa y acusar a sus rivales de querer ahondar la grieta.

Por supuesto que esta gente que participa en las manifestaciones macristas pensaba de esa manera desde hace tiempo, lo que ocurre que a partir de un gobierno reaccionario y con los medios en que el periodismo ha sido proscripto para quedar en manos de mercenarios y operadores del gobierno, ahora se animan a expresar su pensamiento de manera abierta sin importarles si eso contraria los principios de la convivencia democrática y promueven la violencia.

Otra característica notoria en las movilizaciones macristas es el predominio de las personas mayores a los sesenta años, las cuales por lo menos han atravesado las dictaduras del 1966 a 1973 y la de 1976 a 1983, muchos de los conceptos utilizados para descalificar a sus adversarios han sido argumentos propios de esas dictaduras como la de “zurdos”, “montoneros”, “corruptos”.

Una de las mayores paradojas es que una de las preferidas del público asistente a las marchas del PRO sea precisamente una ex integrante de Montoneros como Patricia Bullrich.

No está demás señalar que las dictaduras usaron el argumento de la corrupción para justificar los golpes de estado una explicación reflotada por el macrismo para ocultar el saqueo del país y llevar la corrupción a niveles superlativos.

Por la edad y por la negativa a escuchar se hace difícil que esa gente contaminada por el odio de clase pueda cambiar su forma de actuar y respetar las reglas democráticas, por lo que el gobierno de Alberto deberá estar muy atento para que no se transformen en grupo de choque de los sectores oligárquicos que están rumiando su derrota electoral pero que se preparan para dar el zarpazo ni bien encuentren condiciones propicias.

Los denominados “Guardianes de la República” conformada por miembros de Cambiemos con vinculaciones con las poderosas patronales de campo son una expresión de ese odio que ya se evidenció en advertencias al gobierno que aún no asumió.

Estas medidas implican estar muy atentos con el comportamiento de los medios de comunicación que tienen en Clarín al principal generador de divisiones entre argentinos, por lo cual creemos que tarde o temprano habrá que implementar una nueva Ley de Medios que termine con los monopolios de prensa, pero mientras esperamos que la democracia asuma esta herramienta para su defensa, al menos esperamos que no haya un solo peso de pauta oficial dirigido a estas corporaciones antidemocráticas.

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