El Forjista

Cuarto año

 

 

 

 

 

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Este año podría ser calificado como el año de la reacción oligárquica, pero también fue el de la masacre en Gaza y el que mostró que el capitalismo sólo puede subsistir actuando de la manera más salvaje.
América Latina estuvo avanzando en los últimos años hacia formas de gobierno alejadas del neoliberalismo y más cercanas a los reclamos de sus votantes, esto produjo un reflujo de las oligarquías nativas que agazapadas, esperaron su oportunidad para retornar.
El 2008 mostró en la Argentina que la oligarquía terrateniente, a los que muchos daban por desaparecida, estaba vivita y coleando, y que asociada a los pools de siembra no iban a dejar pasar la ocasión para debilitar al tibio kirchnerismo en el gobierno, para eso contó con la fervorosa adhesión de los poderosos grupos que controlan los medios de comunicación, y la influenciable clase media, que jugó el papel de comparsa con cacerolas, en lugar de los bombos y redoblantes.
En Bolivia la reacción tuvo consecuencias más trágicas, bajo la forma engañosa de la autonomía, los sectores más acomodados intentaron realizar un golpe de estado contra el gobierno popular de Evo Morales, con una secuela de muertes y violencia en contra de los sectores populares que apoyan al presidente boliviano.
Esto debe agregarse a la ya continua propaganda imperialista de la que también se hacen eco los medios argentinos, en contra del gobierno venezolano.
En tanto, la hipocresía de las Naciones Unidas quedó en evidencia en la masacre consumada por el gobierno israelí contra la población de Gaza, siempre con la anuencia de los Estados Unidos y el silencio cómplice de las demás potencias. Sólo Bolivia y Venezuela tuvieron una posición digna y humanitaria al romper relaciones con Israel, cuyo gobierno aplica el terrorismo de estado.
Paralelamente la crisis financiera norteamericana desatada por la incapacidad de Bush y su banda, comenzó a hacer estragos en todo el mundo, con la particularidad que los responsables de las empresas se retiran a sus hogares con cuentas bancarias abultadas, y los trabajadores deben padecer del calvario que implica el desempleo. Esta es la única cara del capitalismo en los momentos de crisis, los liberales salen a predicar que el Estado debe salvar de las multinacionales, y la única solución que encuentran a mano es despedir trabajadores.
En nuestro país asistimos al envenenamiento de sectores importante de la población rural, cuando se rocía con plaguicidas las plantaciones de soja provocando malformaciones y muertes para que un puñado de empresarios incremente al máximo sus ganancias.
Todos estos temas nos han llevado a incluir mayor cantidad de notas de actualidad y reducir el tratamiento de temas históricos.
Este año que pasó dedicamos especial atención al papel que están jugando los Medios de Comunicación en la Argentina, papel que muy alejado se encuentra de la mal llamada “libertad de prensa” y muy cerca de los grandes negocios.
Nos enorgullecemos de haber incorporado dos libros en línea: “La Reconstrucción de Hispanoamérica” de Manuel Ugarte y el muy interesante trabajo de Juan Carlos Jara titulado “Manuel Ugarte precursor del nacionalismo popular”.
Será un objetivo de este próximo año volver al rescate de aquellos que no tienen lugar en el panteón de la oligarquía, precisamente por haberse comprometido con la causa del pueblo.
Leopoldo Marechal, Ramón Carrillo, Hugo del Carril y el Padre Mujica, son algunos de los hombres que queremos homenajear desde nuestro sitio.
Precisamente por ese embate de la oligarquía es que la lucha por las ideas tiene un lugar aún más destacado, sin importar que estemos en franca desventaja ante los cuantiosos medios que despliegan los voceros de las minorías privilegiadas.
Se ha insuflado odio en las mentes y los corazones de muchos argentinos, una porción importante de la clase media va tras los pasos de la oligarquía, como siguiendo a un flautista al barranco, pero cada vez que esto ha ocurrido en la historia nacional ha significado padecimientos, tanto para la propia clase media, como también para otros sectores populares, sólo las minorías pudieron festejar.
No podemos mirar impasibles esta situación, no podemos encogernos de hombros y resignarnos a que los profetas del odio impongan su voluntad.
Ellos tiene los medios, nosotros la razón, demos la discusión en todos los ámbitos y confiemos en la inteligencia del pueblo argentino.

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